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Cumplirlo implicaría perder a uno de los principales socios comerciales y golpear miles de millones en inversiones.

Eufórico tras la victoria electoral de La Libertad Avanza, Scott Bessent, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, prepara su regreso a Buenos Aires para reunirse con Javier Milei. Su misión tiene dos caras: ratificar el respaldo financiero de Donald Trump y, al mismo tiempo, presionar para reducir la presencia de China en la economía argentina.

Pero la jugada es riesgosa. “Milei está atrapado en una doble subordinación: política a Estados Unidos y económica a China”, advirtió el exembajador Sabino Vaca Narvaja. No es un escenario menor: el gigante asiático es hoy el principal socio comercial de la Argentina, superando incluso a Brasil y Estados Unidos.

Durante septiembre, mientras el Gobierno prometía a Washington “frenar la expansión de Beijing”, las exportaciones hacia China se triplicaron, alcanzando las 12 millones de toneladas de soja y generando un intercambio comercial superior a los 3.000 millones de dólares. El déficit, sin embargo, también creció: más de 6.500 millones de dólares en los primeros nueve meses del año.

El cambio de postura de Milei respecto a China no respondió a un giro ideológico, sino a una necesidad económica urgente: renovar el swap de monedas iniciado en 2009, que representa unos 5.000 millones de dólares. Cancelarlo, como habría sugerido EE.UU., implicaría perder cerca de 18.000 millones de dólares del Banco Central.

Bessent desmintió que el Tesoro exija romper el acuerdo, pero sí apuntó a tres frentes sensibles: puertos, bases militares y centros de observación espacial. Desde Beijing y desde exfuncionarios argentinos, negaron que existan bases chinas en el país y explicaron que la estación espacial de Neuquén es un proyecto científico aprobado por el Congreso.

En paralelo, Estados Unidos busca frenar las inversiones chinas en sectores estratégicos. En la mira están Atucha III, las represas Kirchner-Cepernic, la rehabilitación ferroviaria del San Martín y el Belgrano Cargas, además de los parques Cauchari Solar y Cerro Arauco. Son más de 14.000 millones de dólares comprometidos en proyectos energéticos, logísticos e industriales que hoy están paralizados por la política de ajuste libertaria.

Mientras tanto, China evita escalar el conflicto y acusa a EE.UU. de mantener una “mentalidad de Guerra Fría” en América Latina. Milei, atrapado entre dos potencias, parece elegir el alineamiento político con Washington, aunque sabe que sin el dinero y las inversiones del gigante asiático, no hay plan económico que aguante.

Autor: estación del carmen